Los metrosexuales y übersexuales como artefactos publicitarios.

Los metrosexuales y ubersexuales son los nuevos hombres que hacen furor en los medios de comunicación y entre los jóvenes. Este modelo de hombre se inició hace tiempo en las sociedades occidentales. Es un sujeto social y a la vez una construcción publicitaria. El metrosexual es una clase de hombre urbano que le gusta practicar actividades asociadas con las mujeres: manicura, peluquería, cosméticos. Eran considerados menos hombres, más sensibles, centrados exclusivamente en su imagen personal, interesados en la moda y pendientes de sí mismos que generalmente tienen un poder adquisitivo alto y un buen puesto de trabajo. El übersexual es la evolución del metrosexual, está más centrado en las relaciones que en sí mismo es más sensual, consume los mismos productos del metrosexual pero es más masculino en sus preferencias.
La publicidad ha dado con un filón en referencia a la imagen que la sociedad actual quiere del hombre.
El hombre malboro ( macho ) ya no vende.
Reconozco que esta nueva concepción del hombre no está reñida con su masculinidad. Vivimos en una sociedad en la que se proclama la igualdad entre hombres y mujeres en este aspecto no lo había, por eso me parece bien que se haya conseguido luchar contra contra estos prejuicios. El hombre al igual que la mujer ha empezado a utilizar cosméticos para el cuidado de su piel, preocuparse de su estética, cuidarse, disfrutar de compras y por ello no se les tiene que tildar de afeminados.
Lo que está claro es que todo esto es debido al cambio de la sociedad y por supuesto al bombardeo continuo de la publicidad. Esto no debería ser una moda pasajera, debería adoptarse como una forma más de igualdad entre hombres y mujeres. En lo que hay que luchar es en no dejarnos manipular por los medios de comunicación que constantemente nos buscan " falsas necesidades" para llevarnos al consumismo excesivo.
La familia y la escuela son una vez más los lugares adecuados para educar de forma responsable hacia el consumo y la publicidad.

- Articulo de la revista Comunicar